L
os niños paridos en la vía pública. Los ríos envenenados por los compadres del poder. El poder enloquecido por el dinero ilícito. Las arcas públicas endeudadas por Zedillo. El mercado nacional entregado por Salinas. La destrucción deliberada del sistema de educación pública. La ruina consentida de los hospitales. La enseñanza y la salud convertidas en negocio de particulares. Los muchachos de Ayotzinapa.
Las mujeres violadas y descuartizadas en Chihuahua, estado de México, Querétaro, Chiapas y en los demás rincones de un territorio nacional también descuartizado. Los electricistas privados de su fuente de trabajo. Los pilotos, las azafatas, el personal de tierra a quienes les fue robado su empleo con la complacencia del poder. Los agricultores expulsados de su milpa para construir autopistas torcidas desde los cimientos. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los gestos triunfales de los gobernantes sobre las ruinas del país. Los discursos mentirosos y las simulaciones de democracia. El petróleo entregado a la rapiña. La electricidad convertida en artículo de lujo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación como parásito gigantesco que chupa presupuestos en su mole de Pino Suárez. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los miles de millones que desaparecieron de la contabilidad en el sexenio de Fox. Los multifamiliares rematados entre los familiares a 200 pesos. El uso de la Procuraduría General de la República para golpear y perseguir las iniciativas discordantes. Los muchachos de Ayotzinapa.
La Estela de Luz que recuerda la sombra del calderonato. Los cientos de perredistas asesinados en tiempos de Salinas. Los campesinos ajusticiados por defender los recursos naturales. La obscenidad de la riqueza vuelta entretenimiento para muertos de hambre. Los recintos oficiales y los cementerios convertidos en set para las fiestas de la élite. Los huesos de los próceres exhibidos en un circo presidencial. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los más de 100 mil muertos que dejó la guerra espectacular de Calderón. Los que lleva la guerra de clóset de Peña. Los veintitantos mil desaparecidos, disueltos en ácido, tirados en los caminos, incinerados para que no quede la menor molécula de su identidad. Los padres privados de sus hijos y los hijos huérfanos de sus padres. La conversión del narcotráfico en un sector económico. La concesión de territorios al control de la delincuencia. Los pueblos secuestrados. Los ciudadanos obligados a pagar impuestos y extorsiones a las dos caras del narcoestado. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los políticos comprados y vendidos por voluntad propia. El aprovechamiento del hambre de millones para comprar la Presidencia. El hostigamiento perpetuo a las comunidades zapatistas. Acteal. Aguas Blancas. El Charco. El Bosque. Tlatelolco. Los muchachos de Ayotzinapa.
La electricidad regalada a las grandes empresas. Los impuestos devueltos a los conglomerados influyentes. La sumisión ante el poder televisivo. Los miles de millones otorgados a comunicadores corruptos. Los jueces prevaricadores. Los magistrados obsecuentes. Los muchachos de Ayotzinapa.
La eterna opacidad de las finanzas públicas. El engaño electorero de los programas sociales. El teatro de la Cámara de Diputados y del Senado de la República. Los periodistas asesinados, torturados, desaparecidos y hostigados. El desmantelamiento de los derechos laborales. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los pederastas impunes en razón de su pertenencia a la clase política o al alto clero. Los funcionarios e influyentes que golpean a sus parejas. La erección de caminos de paga para beneficiar a las constructoras de los amigos. El reparto de las frecuencias entre los leales. La desvergüenza de Monex y Soriana. Los muchachos de Ayotzinapa.
El acoso a comunidades indígenas. Los proyectos hidroeléctricos construidos sobre tierras robadas. Las obras públicas defectuosas para asegurar el negocio de su constante remiendo. La simulación de concursos para el desarrollo de líneas férreas. La congelación de los salarios. La eliminación de los precios de garantía. La devastación de pequeñas y medianas empresas. Los muchachos de Ayotzinapa.
La impunidad pactada entre sexenios. Los miles de millones de dólares recibidos por procuradores, generales, gobernadores, vistas aduanales y jefes de seguridad para actuar como guardaespaldas de los maleantes. La distorsión de las funciones constitucionales de las fuerzas armadas. La soberanía nacional intercambiada por la protección de Washington al grupo gobernante. Los muchachos de Ayotzinapa.
La ofensiva contra los jóvenes. La discriminación institucional contra las mujeres. El acoso sexual perpetrado desde la protección de los cargos públicos. La estupidez provocadora erigida en frase oficial. La manipulación de la historia. Los vehículos blindados para salvar a los funcionarios del desastre causado por ellos mismos. La simulación ante la ordeña de ductos petroleros. El favoritismo en las concesiones de espacios públicos. Los muchachos de Ayotzinapa.
La tomadura de pelo persistente, impenitente, sórdida. La doble muerte de criminales destacados. El encubrimiento de capos. La administración de la verdad. La masificación de la mentira. La leche radiactiva importada por Raúl Salinas. Las privatizaciones de todos los sexenios. El maltrato y el asesinato de migrantes propios y ajenos. La compra de espacios en las portadas de revistas extranjeras. Los muchachos de Ayotzinapa.
El estreno de residencias millonarias al terminar la gestión. Las cuentas de banco en Suiza y en las Islas Caimán. El jineteo de presupuestos. Los Jaguares, los Volvos, los Mercedes y los Ferraris. Los negocios familiares disfrazados de franquicias electorales. Los pisos en Cancún y en Florida. La destrucción masiva de ecosistemas. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los pactos que traicionan el mandato electoral. Los redondeos y los Teletones para esquilmar a los más pobres. El uso de recursos públicos para campañas electorales. El pacto federal como máscara, la separación de poderes como fachada, el orden constitucional como guión de telenovela, la democracia como envoltorio de la dictadura. Los muertos de San Fernando. El desamparo ciudadano en Veracruz, Morelos, Michoacán, Durango, Tamaulipas, Sinaloa, estado de México, Guerrero. Los muchachos de Ayotzinapa.
El avión presidencial más caro del mundo. La fabricación de delitos contra jóvenes inocentes. La negación de los derechos de las mujeres sobre su propio cuerpo. El desprecio explícito de los encumbrados hacia la prole. El lavado de dinero y de trayectorias personales delictivas. Los niños asesinados con balas de goma. La mierda monumental del régimen oligárquico. Los muchachos de Ayotzinapa.
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