Hernán González G.
A
demás de dolor y aflicción, la palabra duelo, del latín duellum, también significa desafío, enfrentamiento... con nuestra propia naturaleza y con la de los otros. En este sentido, las relaciones gobierno-gobernados alcanzan ya niveles verdaderamente infernales, provistos de una irracionalidad y una incoherencia cuyo mayor perjuicio no son las pérdidas millonarias de tiempo y dinero que implica la suma de trámites burocráticos, sino que la ciudadanía, por cansancio o hartazgo, ya se acostumbró a esta relación.
Pero el ridículo no conoce límites. Atenidos al marketing y los medios, nuestros inefables políticos, motivado$ legisladores y cumplidos funcionarios no sólo no saben hablar en público, sino que les cuesta la vida pensar en privado. De otra manera serían bastante más considerados con el tiempo, trabajo y esfuerzo de quien posibilita sus jugosos salarios e impúdicas prestaciones: el ciudadano, no por indefenso menos agraviado ante las innecesarias, si no es que francamente estúpidas, exigencias, requisitos, operaciones, pasos, procesos e infame papeleo, en la era de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), independientemente de quién informa y qué se comunica.
Acuñada en el régimen delamadridista, en teoría la simplificación administrativa elimina y compacta fases, requisitos y trámites a fin de agilizar la prestación de servicios públicos y diligencias burocráticas. Empero conceptos como calidad y comodidad quedaron excluidos, tanto para el usuario como para el prestador del servicio, que ve en éste una oportunidad de oro para descargar resentimientos, ambiciones o ambos.
Transcurridos 30 años, la vida mexicana ni se simplifica ni se administra, sino que seguimos estorbándonos unos a otros como expresión idiosincrática, y entre inhábiles gurús sexenales, desventajosos tratados de libre comercio, despojos millonarios impunes y remates varios, vemos pasar el tiempo. ¿A cuántos fastidió la Navidad el impertinente anuncio del seudomodernizado SAT de que no habría prórroga para migrar a factura electrónica, sólo para desdecirse a los pocos días? Además de perderse toneladas de tiempo en volver a cambiar la jugo$a credencial del IFE o en renovar el pasaporte, ¿cuál es el caso de repetir el papeleo y requisitos que ya se han cumplido? Ah, y si no tiene usted parientes ni se le ocurra morirse; irá a la fosa común aunque le queden amigos.
aprenderamor@hotmail.com
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